A la hora de criar a los hijos, ante todo hay que confiar en uno mismo, porque no hay una fórmula exacta para ser padres y hacerlo bien. Las madres jóvenes tienen más energía, pero las más grandes tienen experiencia. La influencia que tiene la edad entonces debería ser regulada por vos misma. La idea es que aproveches las experiencias que te marcaron y las buenas decisiones que tomaste en tu vida para transmitírselas a los chicos.

Lo más importante es la visión que cada uno tiene del mundo, la cual generalmente viene de cómo te han criado. Puede ser que ese tipo de crianza no te resultó buena y puedas elegir una completamente diferente. De lo que deberías ocuparte, es de evaluar cuáles son las necesidades de tus hijos en cada etapa de sus vidas para poder brindarles las herramientas a fin de que afronten de la mejor manera la vida hasta llegar a la adultez.

Las cosas cambien con el paso del tiempo y las circunstancias familiares también. Siempre confírmales tu amor incondicional, tanto con hechos como con palabras. Recuerda que los chicos son como esponjas, absorben todo lo que ven y escuchan: ellos están aprendiendo y descubriendo el mundo todo el tiempo, para ellos todo es nuevo, especialmente si se trata de niños pequeños. El mundo es su escuela y está en nosotros educarlos desde la más temprana edad, pero para ello no debemos tomar una postura curricular, simplemente tenemos que ser nosotros mismos, dar lo mejor de nosotros para poder educar con el ejemplo.

Los niños aprenden imitando conductas: si nosotros actuamos de forma irrespetuosa, decimos “malas palabras” o tenemos conductas agresivas, ellos actuarán igual. Para poder enseñar con el ejemplo, es necesario pasar tiempo con nuestros hijos, pero no de cualquier forma sino de calidad, sin televisores, computadoras, tablets o teléfonos; tiempo para compartir, hablar y mirarse a los ojos. El deseo de ser madre es algo que las mujeres experimentamos en algún momento de la vida, puede que alguna no, pero creo que todas nos preguntamos o planteamos en algún momento la posibilidad de tener un hijo.

Madres jóvenes: ventajas y desventajas

Hay mujeres que esperan terminar su carrera y tener una situación económica estable antes de ser madres. Otras deciden adelantar la maternidad y ser madres jóvenes y a algunas, la maternidad les viene de sorpresa. Cada edad tiene sus ventajas y desventajas.

Al ser una madre joven, no hay que preocuparse por el reloj biológico. Vale destacar que luego de cierta edad, se torna más difícil quedar embarazada. A su vez, suele haber una mayor facilidad de adaptarse a los cambios y que cuando ellos sea joven y siga su rumbo, las madres jóvenes también lo serán y estarán en buen estado físico y psíquico para salir a disfrutar del mundo.

Tener un hijo supone dormir poco y no parar nunca. La energía que tenemos cuando somos jóvenes, es ideal para acompañar el crecimiento de los más pequeños.

En cuanto a las contras, si bien puede ser un embarazo deseado, a medida que van pasando los meses, puede que sientas que no estás preparada para la maternidad: hay muchas incertidumbres y puede ser abrumador, pero seguro que con un poco de apoyo de familiares y amigos, esos miedos quedan de lado.

Además, puede que estén estudiando o trabajando y repartirse entre dichas tareas y los hijos suele tornarse complicado. Ser madre joven significa tener que adaptarse a nuevos desafíos y renunciar a algunas cosas como salir con amigas o salir a bailar todos los fines de semana.