El trastorno de la acumulación: ¿Qué es?

La acumulación compulsiva es conocida también como el síndrome de Diógenes,  o síndrome del acaparador compulsivo.

Se trata de  trastorno psicológico que obliga (a quienes lo sufren)  a acumular objetos y les impide deshacerse de ellos aún cuando estos sean completamente inservibles.

La acumulación compulsiva es  una condición a la que las mujeres son más propensas, y su padecimiento se asocia al exceso de ansiedad, tendencias depresivas o problemas para socializar.

Démosle un vistazo a las posibles señales de esta enfermedad:

  1. Sentir una fuerte dificultad a la hora de desprenderse de posesiones materiales.
  1. Arraigo a su hogar, se les dificultan los cambios en la vida cotidiana.
  1. Crean con los objetos vínculos emocionales similares a los que la mayoría de personas experimentan con otras personas; razón por la que no pueden simplemente botarlos a la basura.
  1.  El desprendimiento material les causa angustia, dolor e incluso remordimiento.
  1. Son compradores compulsivos, adquieren objetos con frecuencia y sin valorar si realmente los necesitan.

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  1. Encuentran en las compras satisfacción inmediata, y seguridad vinculada a la idea de poseer algo.
  1.   Imprimen en cada objeto adquirido una connotación emocional, y después no pueden deshacerse de esta adquisición.
  1. Viven en medio del desorden y la suciedad, saturan sus casas de bienes materiales hasta llegar a medio subsistir a la avalancha material.
  1. El acumulador no considera tener un problema, muchos se autodenominan coleccionistas.
  2. El acumulador con el paso del tiempo siente que le pertenece a sus objetos, por lo que no considera poder estar lejos de ellos.
  3. Existen inclusive acumuladores de animales, causándose sufrimiento a sí mismo y a las mascotas también ya que estos son sometidos al descuido y al hacinamiento.

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Una manera de reconocerte como acumulador es haciéndote las siguientes preguntas:

  • ¿Se te dificulta mucho botar objetos viejos a la basura?
  • ¿Guardas cosas durante años con la excusa de que un día vas a repararlos y a hacer uso nuevamente?
  • ¿Tiendes a guardar objetos como boletos de cine, notas, empaques de regalo, que te recuerdan personas u ocasiones especiales?
  • ¿Pospones con frecuencia una jornada de limpieza a fondo y reorganización de tu casa?
  • ¿A veces no sabes dónde más guardar las cosas que compras porque en tu casa no hay mucho lugar para objetos nuevos?

Si respondes afirmativamente a tres o más de las preguntas anteriores, siéntate a analizarte un poco más a fondo; conversa con tus seres queridos para ver cómo te perciben.

Puede ser que aún no sufras el síndrome del acumulador, pero la línea es tan delgada que vale la pena  estar alerta y evitar a toda costa caer en la trampa de la satisfacción por consumo o acumulación.

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