Heridas emocionales de la infancia que persisten cuando somos adultos

Hola lectoras,

Los problemas vividos en la infancia dejan heridas emocionales que vaticinan cómo será nuestra calidad de vida cuando seamos adultos. Además, estos pueden influir significativamente en como nuestros niños de hoy actuarán mañana y en como nosotros, por otro lado, afrontaremos las adversidades.

1- El miedo al abandono

La soledad es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Habrá una constante vigilancia hacia esta carencia, lo que ocasionará que quien la haya padecido abandone a sus parejas y a sus proyectos de forma temprana, por temor a ser ella la abandonada.

Las personas que han tenido las heridas emocionales del abandono en la infancia, tendrán que trabajar su miedo a la soledad, su temor a ser rechazadas y las barreras invisibles al contacto físico.

2- El miedo al rechazo

El miedo al rechazo es una de las heridas emocionales más profundas, pues implica el rechazo de nuestro interior. Con interior nos referimos a nuestras vivencias, a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos.

En su aparición pueden influir múltiples factores, tales como el rechazo de los progenitores, de la familia o de los iguales. Genera pensamientos de rechazo, de no ser deseado y de descalificación hacia uno mismo.

La persona que padece de miedo al rechazo no se siente merecedora de afecto ni de comprensión y se aísla en su vacío interior. Por lo que debemos de trabajar nuestros temores, nuestros miedos internos y esas situaciones que nos generan pánico.

Si es tu caso, ocúpate de tu lugar, de arriesgar y de tomar decisiones por ti mismo. Cada vez te molestará menos que la gente se aleje y no te tomarás como algo personal que se olviden de ti en algún momento.

3- La humillación

Esta herida se genera cuando en su momento sentimos que los demás nos desaprueban y nos critican. Podemos generar estos problemas en nuestros niños diciéndoles que son torpes, malos o unos pesados, así como aireando sus problemas ante los demás; esto destruye la autoestima infantil.

 

4- La traición o el miedo a confiar

Surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres principalmente, no cumpliendo sus promesas. Haber padecido una traición en la infancia construye personas controladoras y que quieren tenerlo todo atado y reatado. Si has padecido estos problemas en la infancia, es probable que sientas la necesidad de ejercer cierto control sobre los demás, lo que frecuentemente se justifica con un carácter fuerte.

5- La injusticia

La injusticia como herida emocional se origina en un entorno en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. En la infancia, una exigencia en demasía y que sobrepase los límites generará sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.

Requiere trabajar la desconfianza y la rigidez mental, generando la mayor flexibilidad posible y permitiéndose confiar en los demás.

Ahora que ya conocemos las cinco heridas del alma que pueden afectar a nuestro bienestar, a nuestra salud y a nuestra capacidad para desarrollarnos como personas, podemos comenzar a sanarlas.

Cuidate,

Laura.

Hogar y Familia

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