¿Se necesita mucho para criar un hijo?

Nos fijamos en tantas cosas a la hora de esperar a nuestro bebé que muy pocas veces ponemos atención a lo que estamos viviendo. Que la ropa, los pañales, la mantilla para salir del hospital, que las cremas sean sin alcohol, sin aroma, que esto, que aquello y mientras, nuestro embarazo sigue su curso mes tras mes.

Muy pocas veces nos detenemos a vernos: solo notamos que el cuerpo cambia, pero vernos, lo que significa entrar en nuestro cuarto secreto y observarnos y pensarnos como madres, quizá pocas veces lo hacemos.

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Se nos encasilla dentro de un rubro de “bienestar total”. Se supone que todo debe ser maravilloso en nuestra burbuja de embarazada. La sociedad nos invita a flotar cada día con una sonrisa colocada en el rostro que ahora es brillante. Claro que es brillante porque ahora hay muchas hormonas dando vueltas, pero de eso a que siempre tengamos que ser y sentirnos felices hay un paso muy lejano. Muchas cosas pasan y si no nos animamos a vivirlas se volverán a ir sin que nosotras las podamos aprovechar para aprender de nosotras mismas, para crecer como personas, para analizar y mejorar las relaciones intra familiares que a veces tenemos rotas o desgajadas, a medias o con heridas muy profundas.

Este momento de embarazo, nos abre una ventana a conocer esa otra yo mujer que quiere emerger. No hablo de estar embarazada con una bebé niña, sino la transformación que se dá en nuestro espíritu cuando de manera consciente nos acercamos a la experiencia de la maternidad.

¿Es fácil ésto de convertirnos de Mujer a Mamá? No podría decirlo. A cada mujer se le abre un camino diferente que tiene que recorrer para alcanzar su propia meta. Si para alguna ha sido un camino de rosas, no por eso no ha habido espinas y, si para alguien fue una cuesta empinada, estoy segura que habrá habido un recodo en el cual se haya podido parar a tomar aire. Cada una vive su maternidad de manera especial. Lo importante es que dentro de ese caminar, sepamos que contamos unas con otras y que esa compañía de otras mujeres que han estado embarazadas, que están criando o ya hace rato son madres y abuelas nos puede beneficiar.

Necesitamos darnos más la mano, tejer una red de apoyo y soporte a las “nuevas” embarazadas, porque al compartir nuestra experiencia, al recibir información, al sentirnos escuchadas sin ningún tipo de juicios ni prejuicios, no solo abrimos nuestro corazón y espíritu para crecer: también nos enriquecemos con la experiencia de otras, conocemos otras formas de andar por ese camino de maternidad y puede que nos sean útiles algunas palabras. Podemos disfrutar mejor y acercarnos a nuestro propio estilo.

Al estar embarazada, al momento del parto, para criar un hijo, nos viene bien no estar solas; vivir junto a otras mujeres y con su apoyo nuestra propia experiencia de Maternidad nos hace sentir seguras, contenidas y valoradas. Así las cosas son un poco más sencillas.

Ileana Páez-Hanser
Psicóloga Clínica, Especialización en Psicología Perinatal

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Todo lo que debes saber sobre embarazo y crianza para que tus hijos crezcan sanos.